Tras pasar el centro del pueblo, nos encontramos un camino muy pendiente que nos lleva al macizo de Moflechu, donde se encuentra una de las praderías más importante de la zona, Llavayu, donde se localizan varias cabañas.
En este caso, hablamos de la cabaña que se encuentra nada más de llegar a las praderías, formada por una cuadra y una pequeña zona habitable con dos cuartos, uno para comer y una habitación.
Actualmente, la zona de la cuadra está continuamente abierta para que el ganado que está libre por la zona se pueda resguardar cuando considere.
Siguiendo la ruta literaria de Enriqueta Gonzalez Rubín, antes del tramo final más empinado, se encuentra la cabaña del Jelgerosu.
Cabaña de un tamaño considerable, con vistas a Moflechu, que se encuentra en la cima de un prado cerrado muy empinado, cuya caida va hacia la riega de los Píngalos.
Tiene la zona de cuadra y la zona para las personas perfectamente delimitada y junto a la cabaña de El Pernal podrían formar parte de la misma "casería".
Se cuenta que, en su tiempo, este lugar tenía abundantes árboles frutales y que sus dueños daban fruta a los mozos que le subiesen piedras del fondo del valle para construir la cabaña y el muro de cierre.
Subiendo el camino de la pista de Cobayos, en el tramo llano que sigue la ladera de la sierra, se encuentra a la derecha la cabaña de El Pernal.
Es una cabaña de tamaño medio, más orientada para el ganado que para el uso humano.
Esta cabaña pertenece a los mismos propietarios de la cabaña del Jelgerosu y está a pocos metros de la misma, eso hace pensar que formaba parte de una misma "casería".
Al lado del camino de Peme, pasado el pueblo y en el cruce que va al collau la tabla y a la pista de Cobayos, se encuentra esta cabaña.
Teniendo en cuenta su forma y que no hay separaciones en su planta, parece que estaba más orientada para resguardo del ganado que no para los humanos, más teniendo tan cerca las casas del pueblo de Peme.
Al pie de Moflechu se encuentra unas praderías con varias cabañas que se unen con caminos de piedra perfectamente delimitados por cierres de piedra.
Desde Santianes, se llega a estas praderías, bien por el camino a Llabayu, cogiendo la desviación al Prau Pau y a la altura de El cubil, monte hacia arriba. O también se llega cogiendo el camino de la gusteriza desde el propio pueblo.
En la base del pico de la Corona, en la cara norte y ya de camino hacia el pueblo de Llovio, se encuentra esta cabaña rodeada de castaños y robles.
En la falda del picu La Cerezal, en la vaguada que va hacia la riega de Llozana, se encuentra la pradería del Prau Pau.
Para llegar a esta ubicación, se tiene que subir desde Santianes por el camino a Llabayu y en el cruce de la trapiella, desviarse a la izquierda siguiendo la riega de Llozana.
De camino, se pasa al lado de un castañar centenario, denominado El Castañón y que junto a otros castaños, nutren a la cuerria que está en El Cubil, pradería que hay justo antes de comenzar a subir hacia el prado, y que podría decirse que forma parte del conjunto del Prau Pau.
Camino de Peme, en el cruce de Cobayos, al lado del camino, se encuentra la cabaña La Regüeta.
Esta cabaña daba apoyo al ganado y los prados que se encuentran en la falda de pico de La Cabeza.
En la falda del picu Joyadongu, al final de la ruta literaria de Enriqueta González Rubín se encuentra una majada con varias cabañas, llamada el Texu.
En tiempo de uso de estas cabañas, en la zona había varios Texos que dieron nombre a la zona.
Se cuenta que en estos parajes, solía acercarse la escritora Enriqueta González Rubín a buscar la tranquilidad para su escritura, formando parte de la inspiración de sus obras.